lunes, 21 de noviembre de 2011

El futuro es hoy


Introducción
El objeto de estudio del presente trabajo es lo enunciado por la ex-candidata a Presidente de la República Argentina por la Coalición Cívica Elisa Carrió, en el libro El futuro es hoy. Lo interesante de la publicación, además de su contenido interno, es el momento en el que se decide la publicación ya que tiene por finalidad ser una herramienta de comunicación electoral, porque es lanzado unos meses antes de las elecciones y porque los ejes de lo debatido son el mundo, emancipación, Estado y mercado, la educación y el valor de la palabra, la identidad de los argentinos y ciudadanía y derechos humanos. Se concluye que tiene como uno de los principales fines la persuasión electoral puesto que toda enunciación, como lo es el escrito analizado, tiene carácter de respuesta debido a ser partícipe de una comunidad discursiva; es decir que para su total comprensión se deben de tener en cuenta los argumentos de los protagonistas con quienes polemiza la autora y de los mecanismos de producción de sentido, junto con sus condiciones de producción y de recepción.
Cabe destacar el formato dialógico de la exposición al ser realizado en forma de entrevista en profundidad; su pretensión se infiere responde a crear una atmósfera de naturalidad y espontaneidad de lo enunciado, buscando así dar la certeza de sinceridad de lo dicho.
Marco Conceptual
Emilio de Ípola entiende a la ideología como “formas de existencia y de ejercicio de las luchas sociales en el dominio o registro de los procesos sociales de producción de las significaciones”, el análisis ideológico de un discurso, desde el ángulo de la producción directa, consiste en poner de manifiesto y explicar las determinaciones sociales de tales discursos, presentes bajo la forma de “huellas”.
Resulta cierto lo que plantea Oscar Landi de que el conflicto por la hegemonía se da en el ámbito de la producción de sentido; en el plano simbólico e imaginario, la obtención de la hegemonía política requiere la definición de las reglas de codificación y decodificación del material significante a través del cual se construye el sentido del orden. Ello es fundamental porque define el campo de preguntas posibles para la sociedad, es decir, su problemática. La intencionalidad del mensaje contenido en el libro responde a esto ya que intenta escapar del debate coyuntural mediático, permitiéndose la arbitrariedad de la selección de temáticas, explayarse con autonomía y en un formato novedoso como herramienta de presentación de sus figuras políticas.
El análisis parte de entender a los géneros discursivos como tipos relativamente estables y específicos de enunciados elaborados por cada esfera del uso de la lengua; éstos pueden ser primarios (simples) y secundarios (complejos), que principalmente aparecen en carácter de texto según Bajtín. La misma correlación entre géneros primarios y secundarios, y el proceso de la formación histórica de éstos, proyectan luz sobre la naturaleza del enunciado (y ante todo sobre el complejo problema de la relación mutua entre el lenguaje y la visión del mundo).
La taxonomía utilizada para analizar lo dicho es la tipificada por Verón. Para él las diferentes entidades son: los colectivos de identificación, cuya cualidad es su enumerabilidad y la existencia de un nosotros inclusivo; las entidades más amplias que los colectivos, que indican una totalidad no cuantificable; los meta-colectivos singulares, que son aquellos que fundan identidad; las formas nominalizadas, que tienen un valor metafórico respecto al conjunto de la doctrina; y las formas nominalizadas con poder explicativo, que son independientes de la construcción del enunciador. Los componentes, en tanto, son el descriptivo, que remarca la visión particular de los hechos y lo coloca (en el caso particular del enunciador político) como fuente privilegiada de inteligibilidad de lo relatado; el didáctico, que formula verdades con intención de irrefutabilidad; el prescriptivo, que es del orden del deber hacer; y el programático, que alude a promesas.
Análisis de la obra
El mundo
“Sin creatividad, el contexto internacional nos condicionará y nos determinará […] desde mediados de los 80 a la fecha es la transición de una civilización a otra, transición marcada por la revolución tecnológica […] estamos frente a una época en la que se retira el cuerpo pero aumenta la comunicación. Esto produce un cambio de subjetividad” (p.15)
“Lo que determina el paso de una civilización a otra es el sujeto […] el sujeto moderno es una construcción histórica ligada a la escritura, a la ciudadanía, al Estado-nación, a la soberanía territorial. La nueva subjetividad, construida sobre la imagen y sobre la comunicación, necesita otras instituciones […] globales y nacionales.” (p.17)
“[yo busco una] Ciudadanía mundial que garantice el acceso a los bienes, a la libertad, al desarrollo cultural y espiritual de las diferentes comunidades. […] La aceptación de las diferencias es lo que permitirá construir las bases de la futura ciudadanía. […] La ciudadanía debe basarse en el reconocimiento y en la empatía hacia la diferencia. […] Para mí, la riqueza de una nación depende de que esta se vincule con el mundo.” (p.21)
Es estos pasajes Elisa Carrió se presenta como una persona con conocimiento de los cambios en los que atraviesa el mundo, es central el concepto de transición en la civilización Occidental puesto que de allí surge la relevancia del momento histórico que atraviesa el país, de cuales son los paradigmas centrales que deben amoldarse al nuevo porvenir y de la necesidad de un cambio en el sistema, que, de acuerdo a sus palabras, ella encarna. Aquí predomina el componente pedagógico.
“Por su importancia cultural, la Argentina tiene un papel importante que ocupar dentro del continente americano, rol que hoy no puede asumir porque está convertida en un apéndice de un chavismo menor. […] El lugar en América Latina no lo puede ocupar ninguna otra nación. Brasil tiene una fuerte herencia imperial portuguesa que lo condiciona. Geográficamente Brasil mira hacia el Atlántico; Argentina hacia ambos océanos. En un momento tan magnífico y crítico de la historia de la humanidad, la Argentina aparece como una nación en decadencia. La Argentina puede volver a ocupar un lugar de protagonismo en el continente. Por eso hay que salir rápidamente de la decadencia.”
La forma nominalizada chavismo menor al actual cuadro de situación pretende ser peyorativo. Observa dos modelos de gobierno en la región, el brasileño, al cual califica de ejemplar y serio; y el venezolano (y argentino), el cual es retrógrado y regresivo. Aquí domina el carácter descriptivo en lo expuesto.
“-no son pocos los dirigentes políticos, básicamente peronistas, que todavía tienen el impulso de competir con Brasil por el predominio en América Latina.
Solo una visión retrógrada de una izquierda populista puede alentar la competencia con Brasil. Los que la impulsan no son más que una caricatura del dictador nicaragüense Anastacio Somoza […] la verdadera izquierda tiene que seguir enarbolando sueños universales, tiene que ser internacionalista. La izquierda no puede volverse chauvinista, no puede volverse nacionalista […] Europa es una bella vieja dama. La Argentina, en cambio, es una joven prostituida.” (pp. 26-27)
Aquí aparece una forma nominalizada con poder explicativo como es izquierda, la cual subdivide entre un Ellos (populistas) y un Nosotros (internacionalistas). Esta división es capital a la hora de definirse ideológicamente. La aclaración del entrevistador (“…, básicamente peronistas,…”) da testimonio de una similaridad entre él y la entrevistada. El colectivo de identificación aclarado complementa a la formación de ese ellos retrógrado y populista. La metáfora final grafica el grado de decadencia e intenta aumentar la deshonra del ellos en el destinatario
“Esta (nueva) cultura debe ser internacionalista […] nuestra deuda es con los hermanos latinoamericanos que hoy viven en condiciones infrahumanas, como sucede por ejemplo con la esclavitud que soportan en muchos talleres textiles dela Argentina.” (p.28)
El “hoy” pretende reforzar las contradicciones del discurso del Ellos.
“Habermas sostenía ya que en los años 70 la izquierda se había vuelto conservadora. […]No hay algo más de izquierda que cambiar el mundo. Una izquierda que se precie de tal debe buscar la emancipación. […] Me acusan de ser de derecha porque me abro al mundo, pero muchos de la denominada izquierda se cierran fronteras adentro. Asocian la apertura al mundo con el neoliberalismo. Como no revisan la realidad, como no se actualizan, como no estudian, siguen pensando en el neoliberalismo y en el Consenso de Washington. ¿Hay algo más de izquierda que ser internacionalista? Hay muchos sectores de izquierda que no pueden ver el futuro y han renunciado a ver el mundo. Eso los convierte en reaccionarios y conservadores. Renunciar a cambiar el mundo pone en evidencia el miedo y la incapacidad que tienen.” (p.29)
La “derechización” de su discurso es uno de los ejes de crítica hacia Carrió; aquí se puede observar una clara interpelación a los para y a los prodestinatarios mediante una exposición descriptiva.
Emancipación
“Emanciparse es liberarse de la tentación de no involucrar el corazón en la vida cotidiana […] Junto con el proceso de emancipación individual hay un proceso de emancipación colectiva […] La salida del pueblo de Israel de Egipto es el mejor relato de emancipación colectiva.” (p.31)
“Los seres humanos caminamos a tientas por un camino que conocemos mal. Lo único que sabemos es que hay cosas que nos están prohibidas para conquistar esa emancipación. Prohibiciones en relación con Dios y en relación con los demás seres humanos. […] Cuando la modernidad, en un momento del siglo XX, sustituyó a Dios por la idolatría a un hombre, Adolf Hitler, en el horizonte apareció el abismo, lo indecible: Auschwitz, el más cruel de los campos de concentración del nazismo. […] La palabra “libertad” viene del término “liberto”, que surgió en Grecia en tiempos de la esclavitud. De alguna manera el liberalismo en la época de la modernidad es la traducción racional de aquella libertad. El liberalismo es hijo de la salida de Egipto, es hijo de la tradición cristiana ya que Cristo es la figura emancipadora por excelencia. Figura emancipadora no solo del dominio de la religión cínica sino también de los prejuicios de clase.” (p.33)
Una clara huella en el discurso aparece, pues la religiosidad es otra de las características del discurso de la candidata, mismo que la reivindicación a los postulados genéticos del liberalismo como doctrina emancipatoria. En marcadas ocasiones pretenderá mostrarse objetiva al reconocerse plural y crítica a la hora de analizar la historia de los fenómenos políticos.
“Para que la decisión mayoritaria no se convierta en una dictadura de las mayorías sobre las minorías tiene que reconocerse la vigencia de los derechos humanos. […]Una concepción democrática contiene: los derechos humanos; las reglas de la mayoría; tribunales independientes que aseguren los derechos de las minorías y una Constitución que funcione por encima de todos. […] El problema de la arquitectura del mundo que viene es el de la responsabilidad.” (p.36)
La descripción de un deber ser de la democracia subsume el anterior enunciado al carácter prescriptivo. La forma nominalizada responsabilidadreaparecerá más adelante para interrogar sobre los problemas sociales de la Argentina.
“[…] el decisionismo, una práctica que supo ser alentada por el jurista alemán y militante del partido nacional socialista alemán, Carl Schmitt, u pensador en el que suele abrevar la politóloga belga Chantal Mouffe, una intelectual en la que, a su vez, se ve reflejada Cristina Fernández de Kirchner. El desicionismo de Schmitt… es un simple y llano autoritarismo, ya que es afirmar –y aceptar- que quien tiene en sus manos la decisión lo hace por sobre la voluntad de todos.” (p.36)
Aquí vuelve sobre el tema ideológico pero esta vez para atacar a quien se presenta en la previa como su contrincante en la presidencia al igual que en las elecciones pasadas. Aquí la confrontación remite a demostrar una agencia política y a una naturaleza del ejercicio del poder fascista (forma nominalizada con capacidad explicativa), en clara disonancia a la retórica de izquierda que posee Cristina Fernández.
“Creo que si la república está vigente, la libertad está asegurada. La concepción peronista y de la izquierda argentina se ubican en el punto central de esta discusión, en tanto culturas no republicanas. En este punto soy profundamente liberal. […] Nuestra fuerza política pelea por una nueva cultura. La Argentina no es republicana; no es democrática. En su formación, la clase dirigente argentina tiene un alto componente fascista. A esta característica se le suma la degradación cultural. […]Quizás la expresión más brutal de esto haya sido Néstor Kirchner. Nosotros estamos dominados por la mediocridad y la vulgaridad más absoluta. Creo que nuestra gran derrota, de la que tenemos que salir, no es política ni económica, es cultural.” (p.37)
En este punto el Nosotros representa primero a la fuerza política que encabeza y luego a una entidad más amplia que un colectivo de identificación al colocarse como parte de los argentinos que se encuentran dominados y subsumidos en la mediocridad.
“La única regla que está presente en el confucianismo, en el budismo, entre los hebreos, los cristianos, los musulmanes y el Yin y el Yang es la que exige no hacer al otro lo que no deseas que te hagan a ti. Este debería ser el sustrato de la ciudadanía del mundo. Con sus diferencias las sociedades tienen un pensamiento religioso.” (p.38)
El componente pedagógico da cuentas de un conocimiento acabado de las religiones y presenta como verdad aseverada aquello que fundaría la ciudadanía del mundo.
“La neurobiología ah descubierto que los sentimientos morales están desde el nacimiento del ser humano. Es decir que desde ese momento tenemos pautas de lo que está bien y lo que está mal. Estas pautas no se tienen por educación.” (p.39)
Lo destacable aquí es lo que engloba el concepto neurobiología, pues la cita es muy vaga y deja la objetivación a cargo de dicho término, claramente es una forma nominalizada con poder explicativo en el contexto de la afirmación.
“Son muy pocas las reglas que forman parte del ideario cultural común a toda la humanidad. Destaco 3: no robar, entendiendo al robo incluso como el uso del otro; no mentir, ya que el lenguaje es el que construye la relación humana; y no votar contra los pobres. […] Teniendo en cuenta el precepto de no votar contra lo pobres, considero que no estamos frente a la posibilidad de que se profundice la desigualdad social. […] Si el mundo logra pisos de humanidad para todos, el dinero dejará de ser el parámetro con el que se mida la desigualdad, el nuevo eje será la prosperidad moral y cultural de un pueblo.” (p.40)
Aparece lo programático en aquello que pertenece a la humanidad. Pues lo muestra como anterior a lo ideológico, como un saber colectivo generalizado que llevado a política de Estado combatiría la desigualdad social.
“La fuerza igualadora es la educación. Esto no es un problema ideológico sino moral. […] El gran desafío de un Estado-nación y de una república territorial es llegar a una prosperidad cultural, que te hace libre porque te permite elegir y te permite encontrarte a vos mismo.” (p.40)
“Si me preguntan dónde aprendí las cosas con las que me manejo en mi vida, les digo que las aprendí en la mesa de mi casa y en las actitudes de los que me rodean. La cultura es la gran cuestión política de este tiempo.” (p.41)
La primer cita refleja un carácter prescriptivo del deber ser del Estado y la República territorial; resulta el cambio de enunciación a la hora de remarcar las virtudes de la prosperidad cultural, según mi criterio remite a fijar un conocimiento en aquel que no tenga en claro qué tan importante es la prosperidad cultural. Con la misma tónica lleva a lo cotidiano el valor de la misma, invitando así, a revisar en la realidad de quien escuche, si se contrasta lo dicho con su propia experiencia.
“El tema de la libertad como trabajo lo comencé a gestar una noche de Pésaj en el Mar Muerto con rabinos ortodoxos. […] El trabajo supone perseverancia. Uno de los dramas de la Argentina es que es muy creativa pero muy poco perseverante. En la Argentina se entiende la libertad como algo que tiene que estar dado, por eso pasa de la bronca a la calma posterior. […] La perseverancia también es una prueba para un partido político. […] Nosotros tuvimos que probar que se podía crear un partido sin dinero, con nuestras reglas; probar que se podía competir sin las reglas de los otros. No había que ensuciarse, había que mostrar capacidad de resistencia y de construcción. La demostramos. Somos un partido de perseverantes. Un partido que soporta caminar por el desierto. Como decía Eduardo Galeano, demostramos tener valentía para estar en el desierto y coraje para estar con otros cuando sea oportuno. El trabajo, en un punto, es caminar en el desierto. El trabajo para conseguir la libertad implica transitar por el desierto.” (p.42)
Se comienza con una prédica didáctica, donde se pretende dar luz a la profundidad de la búsqueda de los conceptos a los cuales refiere. Luego vira hacia una retórica descriptiva al analizar el comportamiento del país y la contrasta con la acción de la Coalición Cívica, que puede dar ejemplo de lo que falta a la Argentina. Nuevamente utiliza una metáfora bíblica para ejemplificar la cualidad de lo por ella conducido.
“No se cambia el modelo si no se cambia la cultura. Ese será el desafío para quien gobierne la Argentina. Motiva risa cuando comienza la danza de nombres de los posibles candidatos presidenciales. O se pone acento en empresarios típicos del ajuste estructural que se realizó en los 90 o la vista se dirige a políticos que hablan con nostalgia del pasado. La gran cuestión que debe afrontar nuestra sociedad es quién abre nuevos rumbos, quién reconstruye el imaginario colectivo y la construcción simbólica que permita un cambio cultural que facilite el ascenso social… no es una tarea para el presente inmediato sino para realizar en los próximos 30 años.” (p.43)
Modelo es una forma nominalizada que es bandera del kirchnerismo, atacarlo es atacar la base de los argumentos de esa agrupación. Luego el recurso irónico ilustra la competencia electoral por la presidencia, remarcando que todos ellos apelan a visiones retrógradas y nostálgicas. Remarca que su pensamiento está orientado en una conducción estratégica del Estado de aquí al futuro, diferenciándose así de los demás contrincantes. Para ello utiliza el recurso prescriptivo.
Estado y mercado
“Entender al Estado como árbitro produce que muchas veces se consolide la relación de fuerzas existente que muchas veces es injusta. […] El gobierno kirchnerista no equilibra fuerzas, negocia con los sectores más concentrados y ataca al mercado más democratizado, el campo. Y lo ataca porque no lo puede controlar. Este gobierno no ataca a los frigoríficos, a los supermercados, a quienes manejan el proceso de concentración de los mercados en beneficio de un Estado patrimonialista feudal. Esto pone en evidencia el carácter profundamente reaccionario y conservador de este gobierno.” (p.48)
Aquí la diferencia apunta a interpelar al meta-colectivo de identificación campo, puesto que funda una identidad luego de la confrontación de sectores rurales con el gobierno de Cristina Fernández al comienzo de su gestión. La reclasificación del gobierno en la forma nominalizada Estado patrimonialista feudal sirve para volver a remarcar aquello que se critica fundamentalmente, su carácter reaccionario y conservador.
“Decididamente, el Estado tiene que apoyar al pequeño y mediano emprendedor. No debe haber mayor ejemplo de concentración que el manejo de una empresa estatal en manos de sindicalistas corruptos, como sucede actualmente con Aerolíneas Argentinas. No creo en el Estado per se. Soy estatista en temas estratégicos como el manejo de los recursos naturales, el agua, la educación, la salud y la promoción de la cultura. No tengo prejuicios ideológicos al hablar del Estado.” (p.49)
Se plantea una confrontación con aquellos grupos de “centro-izquierda” que avalaron la estatización de la aerolínea de bandera (Proyecto Sur), y que adoptan como estrategia de campaña la reestatización de las empresas que el Estado explotaba en un pasado no cercano. Nuevamente concluye remarcando su pluralidad de criterio a la hora de pensar el deber hacer del Estado. El componente es descriptivo aquí.
“En la Argentina, el Estado-nación construye al sujeto y este se identifica y adquiere conciencia con el mundo a partir, justamente, de su vinculación a un Estado-nación. Puesto en crisis éste, se pone en crisis el propio sujeto. Ambos estallan como problema de la educación.” (p.51)
“El gran rol que tuvo el Estado benefactor, según mi criterio, fue el de generar las condiciones para que se concretara el desarrollo capitalista. ¿Por qué el Estado debe hacerse cargo de todas las inversiones que requiere el mercado para funcionar? Esto es algo que me pregunto y le pregunto a la izquierda también.” […] “¿Por qué voy a ser estatista en el caso de Aerolíneas Argentinas? ¿Por qué el Estado se hizo cargo de grandes obras y servicios si no es por los grandes costos que ellos representaban? […] Cuando miro los planteos estatistas de algunos sectores de la denominada centro izquierda argentina no puedo dejar de preguntarme: ¿a quien están sirviendo?” (p.53)
“En la Argentina no tuvimos un claro Estado de Bienestar que construyera ciudadanía. Más bien tuvimos un estado nacional populista. Esta claro que no construimos ciudadanía. Salvo el salario familiar, que fue una política del peronismo, y que es universal porque estaba atada al trabajo y al pleno empleo, no hubo grandes políticas para crear ciudadanía social.” (p.53)
Eliseo Verón en Perón o muerte recalca lo siguiente: “el vaciamiento de la historicidad propia de esa sociedad anterior al proyecto peronista está relacionado con el vaciamiento del campo político”. A lo largo del texto, Carrió realiza un movimiento similar al destacar pocos momentos de la historia como dignos a tener en cuenta (más adelante aparecerán con mayor claridad). La relectura de la historia coloca en un plano de novedad los postulados de la candidata, por ello es que se advirtió al principio el no subestimar la convicción de que la civilización occidental se estaba transformando, al igual que el sujeto.
“En la Argentina, lo que existía de Estado de Bienestar se desmanteló en los 90. y lo peor que se desmantelo fue la escuela publica como institución pluriclasista. Paso a ser una institución para educar a los más pobres y no la institución que construía lazos sociales. La gran reconstrucción del Estado en la Argentina, como Estado social, no pasa por un estatismo a ultranza sino por menos Estado en las inversiones que le sirven al mercado y que debe realizarlas el mercado, y mucha mas inversión y presupuesto para la construcción de ciudadanía universal, ingreso universal a la niñez, ingreso universal a la vejez, escuela de alta calidad en la periferia, salud publica de alta calidad en la periferia. Ese es el rol del Estado. Sin embargo, si uno ve los últimos años, tanto en la política de Menem como en la de Kirchner, son consecuentes en otorgarle enormes recursos al sector privado. El kirchnerismo es un gobierno de negocios que construye un capitalismo de amigos. […]Sus políticas sociales, en lugar de ser universales, de brindar posibilidad de ascenso social, son para mantenerlos en la pobreza y, a través de estos mecanismos, controlar el poder.” (p. 55)
Aquí prevalece el componente programático a la hora de pensar la “educación post- crisis civilizatoria”. Luego traza un eje Menem- Kirchner para volver a atacar otro de los fundamentos del discurso del gobierno, su anti-noventismo.
“La asignación universal a la niñez, tal como nosotros la impulsamos, cambiaria el mapa de la pobreza por el de ingresos, ya que la mayoría de los niños son pobres porque son las familias pobres las que hoy tienen más hijos. Hay que universalizar la asignación y focalizar impuestos. En tanto construye igualdad, el ingreso universal a la niñez construye ciudadanía.” (p.56)
De carácter programático también arremete sobre Asignación por hijo, política social del actual gobierno.
“Se trata de ver cual es la matriz de desarrollo. Por eso siempre llegamos al juego de suma cero: democracias que repartían y dictaduras que concentraban. Nunca tuvimos una matriz consecuente y republicana de construcción de ciudadanía. Ahí empezamos a virar de la experiencia populista a la liberal-conservadora.” (p.57)
“Tiene que haber un presidente que valore y considere el merito. Los favores son privilegios. Una sociedad de privilegios no es una sociedad democrática sino elitista. De la peor elite, la del amiguismo y el nepotismo.” (p.66)
De carácter prescriptivo, alude a la menesterosidad de una victoria en las próximas elecciones.
La educación y el valor de la palabra
“El holocausto es el punto en que la ciudadanía y los derechos deben repensarse no como adscriptos a lo nacional sino a un orden internacional que, proviniendo del ius gentium construyera derechos humanos internacionalmente reconocidos, superiores al propio derecho estatal.” (p.75)
“Mas allá de lo intuitivo del debate en algunos casos, o de lo profundamente racional en otros, va a quedar pendiente en la educación laica no ya la cuestión de una instrucción religiosa precisa, sino que lugar iba a ocupar en la educación el conocimiento de las grandes tradiciones religiosas […] no es casual que el constructivismo moral sea el modelo para una escuela sin Dios. Y esto responde específicamente a la necesidad profunda de enraizar una moral, ya no trascendente sino en la propia construcción racional del sujeto.” (p.77)
“No es el modo de acumulación, sino que es la concepción del tiempo y que van a hacer los sujetos, y que sujetos van a hacer algo con el tiempo, lo que determina la centralidad política de cada tiempo. […] La era moderna construye un tiempo separado de la naturaleza. […] El hombre que se independiza del tiempo de Dios y de la naturaleza finalmente esta sujeto al peor de los tiempos, que es el de la propia centralidad política de la omnipotencia del hombre y de las necesidades de la producción.” (p.79)
“El drama de la humanidad es la racionalidad instrumental. […]Entre las doctrinas emancipatorias, la liberal y la marxista, la diferencia es que, para una la fabrica es del patrón, y para la otra es de todos. Después la historia demostró que tampoco era de todos sino de unos pocos.” (p.80)
Estos pasajes refuerzan lo dicho en un principio de presentarse como una superación ya que, aunque no lo manifieste expresamente, la revalorización del saber espiritual, la crítica a la modernidad y a los grandes relatos dan cuenta de la ambición de presentar su pensamiento como más allá de las contingencias electorales a los cuales se suele ver a los candidatos previo a una elección.
“Propongo un salto que, superando las legítimas disputas del pasado, mire a las religiones no como creencias para el adoctrinamiento sino como sabidurías de mitos y narraciones que puedan hacernos comprender la historia y el porvenir. Es ir más allá de la modernidad, que puso a una narración mítica como la única verdadera: la basada en el utilitarismo, el individualismo y el saber científico tecnológico.” (p.85)
“¿Qué cultura promovemos en la sociedad, y que ingresos les garantizamos a las familias para que esa cultura sea posible? ¿Desde que cultura hacemos participar a los padres? ¿Desde la cultura de los planes asistenciales, clientelisticos y desde el comedor escolar? O, por el contrario, restituimos la dignidad de las familias por ingreso, por derechos y por trabajos, que es la forma como se garantiza esa participación.” (p.90)
El final del apartado vuelve hacia el contrincante principal construido por el relato mediante la fórmula propositiva bajo la forma de una polarización.
La identidad de los argentinos
“En el siglo XX tendremos dos grandes movimientos políticos: el radicalismo y el peronismo, que tienen grandes lazos con el viejo conservadurismo.” (p.95)
“El avance de Yrigoyen imprimió en el radicalismo cierto sesgo conservador. Esos rasgos conservadores son los que explican que haya quienes trazan una línea histórica, un eje Yrigoyen-Perón.” (p.96)
“El peronismo representa la inmigración del interior. Básicamente, la inmigración de las provincias hacia el conurbano bonaerense. Esto produjo el avance de la Argentina conservadora, caudillista y también violenta, sobre la zona rioplatense. Esta migración explica al peronismo y al conurbano. No llama la atención que muchos municipios del conurbano estén conducidos por típicos gobernadores que bien podrían gobernar provincias como Santiago del Estero o Salta: eso son, en esencia, los intendentes del conurbano. […] La Argentinaliberal, la rioplatense, la que piensa en la republica, va perdiendo protagonismo. Cuando se dice que la Argentina comienza a hacerse peronista, lo que se esta diciendo es que se esta volviendo conservadora en lo político.” (p.96)
“Frondizi podría haber llevado a la Argentina a un estado económico, político y estratégico similar al que hoy podemos observar en Brasil… el fin de la experiencia de Frondizi fue el triunfo de la cultura conservadora y populista. De Illia destaco su honestidad y compromiso con la república fueron un importante avance aunque no lograron tener la energía necesaria para abrir las puertas hacia un avance moderno de la Argentina. […] Salvo un atisbo de 1983, no hay más experiencias para destacar. Yo, que fui profundamente alfonsinista, no puedo renunciar al rigor histórico y tengo que reconocer que Raúl Alfonsín estuvo impulsado más por su voluntarismo que por una mirada estratégica.” (p.97)
Aquí la revisión de la Historia. La pretensión es destacar la conjunción que representa el cambio civilizatorio, los errores subsistentes en la sociedad y la posibilidad de un cambio de rumbo que se encarne en una estructuración republicana del Estado en los hechos. No es de extrañar la lectura que se hace del peronismo y, especialmente, de la configuración del conurbano bonaerense por el peso electoral que representa, la fuerza de la raigambre peronista en esta región y lo adverso que le es a su fuerza. También su extracción radical da fundamento a esta relectura del fenómeno peronista.
“La sociedad argentina se convirtió en antropófaga: se comió a sus propios hijos. La violencia produjo una sociedad que no puede recordar el pasado porque en ese pasado se perdieron demasiados hijos. Somos una sociedad que no puede hacerse cargo del presente porque continúa perdiendo hijos. […] Esta sociedad tiene que pensar porque viene matando a sus hijos hace 60 años. […] La culpa impide a una sociedad mirar hacia atrás y reconocerse. […]Así como no mira a los ex combatientes tampoco mira a los pobres. La clave para resolver el futuro de la Argentina es encontrar respuestas al tema de la violencia. (p.98)
“Duele mucho que una sociedad que exalto a Galtieri después de invadir las islas no pueda mirar a los ojos a los conscriptos correntinos enviados a Malvinas. […]Nuestra expiación, nuestro acto de justicia, seria estar obligados éticamente de por vida ante las futuras generaciones a no repetir ese pasado. También tendríamos que explicarles colectivamente a nuestros hijos cuales fueron esos errores del pasado. El problema no es cometer errores, sino en no reconocer la equivocación y repetirla.” (p.100)
El primer apartado remite a una tónica descriptiva sobre su lectura del devenir social en el periodo histórico al cual se suele referenciar a la hora de reivindicar identidad colectiva de una u otra característica. Pretende centrar sobre el eje de la violencia lo que debe ser el puntal de la expiación necesaria de cara al futuro. Ya en el segundo apartado el carácter prescriptivo adopta el papel de interpelación hacia qué manifestaciones retrógradas la sociedad debe repensar para lograr la superación del sistema vigente.
“Cuando uno escucha a políticos, empresarios y universitarios, sus discursos siempre incluyen alguna especulación. La especulación se reduce a como usar al otro; como el otro se transforma en un instrumento que sirva a los fines personales. […]Mi experiencia en la justicia, la universidad, la política o los ámbitos institucionales me demuestra que se ha acrecentado el uso del otro. […] Si la Argentina no se arrepiente del uso del otro y de la violencia, si no se arrepiente del roban pero hacen, si todas las clases sociales no se comprometen a no usar mas al semejante, no saldremos de esta encerrona. Este es el contrato moral en el que fundaremos la prosperidad económica.” (p.101)
“No nos faltan recursos, no nos falta territorio, no nos faltan reservas estratégicas necesarias para los próximos 100 años. Nos falta arrepentirnos y fundar una identidad tomando el pasado como memoria de todas las cosas que no tenemos que repetir.” (p.102)
“Si la sociedad vuelve a montarse sobre el olvido e instala en el gobierno a quienes la sumergen en la nostalgia de los setenta, ochenta y noventa, será muy difícil caminar hacia el futuro. Si el votante se repite en esta conducta, no se estaría haciendo cargo del pasado.
En cuanto a la violencia, ese reconocimiento conllevaría elegir el camino de la no violencia. La violencia también esta oculta en la palabra y la mentira.” (p.102)
De carácter netamente electoralista vuelve a la cuestión de los contrincantes y de que, si se comparte el análisis de lo descripto, su candidatura es la mejor opción.
“En muchas ocasiones, cuando el Estado tuvo estabilidad, fue porque formalizo una alianza con las corporaciones. Acuerdo que por supuesto dejaba afuera a la mayoría de la población. […] Vertebrar la Argentina sobre un acuerdo de corporaciones, al estilo del modelo de Eduardo Duhalde, es quedarse a vivir en el pasado. […] Una de las propuestas más importantes de la coalición cívica es saltar de la argentina corporativa a la republicana, en donde el Estado determine el interés general. Uno de los pactos más espurios de la Argentina es el pacto entre las corporaciones empresarial, política y sindical para financiar las campañas políticas y para favorecer el enriquecimiento de los políticos. El compromiso de la Coalición Cívica de no contar con aportes de empresarios o de sindicatos es para que luego es pacto espurio no le impida al gobierno construir una conducta distinta” (p.104)
“A veces mi discurso es muy fuerte. A veces no entienden por que me indigno tanto. No podemos naturalizar estas cosas. No podemos naturalizar la mentira, la impunidad. Ese seria el mayor quiebre de la Argentina honesta. Hasta ahora el éxito suele ser producto de la ilegalidad. Los honestos parecen fracasados y el resto son picaros, son vivos. Ese es el triunfo que de la cultura mafiosa sobre la cultura de la transparencia. Ese es el ejemplo que hay que revertir. Por eso quiero ser presidenta. Esto seria darle el éxito a una persona decente. A esa decencia se la suele interpretar como debilidad. A veces me pregunto como algunos argentinos son capaces de votar a un corrupto. Contra eso hay que rebelarse.” (p. 105)
Este es el único momento del relato donde manifiesta expresamente que quiere ser presidenta, se identifica con el meta-colectivo “persona honesta” generando una división con los corruptos que han llevado a la Argentina al análisis detallado en el libro.
“En el tema del narcotráfico los argentinos no tenemos muchos años más para definir políticas efectivas y de largo plazo. Puede ser que cuando la Argentinadecida enfrentar esta situación quizás sea demasiado tarde y no tenga fuerzas para hacerlo.” (p. 105)
Aquí vuelve sobre la imperiosidad del ahora de la victoria, la interpelación apunta a un momento grave del país, tal cual remarca Verón que era una de las características de la enunciación peronista.
“La cultura del trabajo fue devastada por el populismo, por la falta de educación, por la necesidad de algunos dirigentes políticos de mantenerse en el poder. Como alguna vez me dijo un dirigente peronista, el peronismo necesitaba construir una fábrica de pobres en el conurbano para mantenerse en el poder.” (p.106)
Aquí se vuelve a una cita vaga para una sentencia fuerte, por lo que mas que al rigor contextual se apela a una interpelación a un para y a un prodestinatario crítico al peronismo.
“Cuando recorro el conurbano o las provincias pobres, me impresiona que no haya mesa. Esto es devastador para la cultura del trabajo y la construcción del sujeto y la subjetividad. Este hecho esta haciendo explotar la escuela, ya que los maestros se ven obligados a reforzar lo que viene de la casa. La educación pública fue el refuerzo de la ejemplaridad de la mesa” (p.106) “En algún lugar hay que enseñar a no mentir, a no robar, a no usar al otro. Esos valores los teníamos.” (p.107)
Ciudadanía y derechos humanos
“Los que creemos podemos entenderlos [los DDHH] como parte de un orden trascendente, de un orden superior, como puede ser Dios o bien el reconocimiento de algo trascendente en cualquier forma religiosa que tome. […] El hombre se fue inventando a si mismo y los DDHH forman parte del armado que le permitió alcanzar la dignidad. [Ellos] son una invención contra el poder.” (p.109)
Vuelve a resurgir la huella de la religiosidad y apela a que a través de ambos caminos, el entendimiento religioso y el racional, confluyen en lo trascendental del valor de los derechos humanos. Concepto central también para entender el planteamiento de Carrió.
“La política clientelista conlleva una concepción profundamente autoritaria y paternalista, que dice “yo te concedo lo que quiero”. La razón del Estado y el poder el Príncipe en la Argentina, es el poder del caudillo. Bajo esta óptica, los pueblos tienen que estar agradecidos a los gobernantes por la concesión de derechos, cuando, en realidad, los gobernantes están par garantizar derechos que los ciudadanos tienen por si mismos.” (p.112)
Aquí se vuelve al quiebre histórico que representaría la Coalición Cívica en el poder, puesto que la práctica clientelística y autoritaria se la atribuye tanto al peronismo como al Yrigoyenismo principalmente. Las experiencias radicales destacadas, al culminar en fracasos, no merecen ser tomadas en consideración en este punto puesto que no tuvieron la fuerza para revertir esta cultura política.
“Las profecías de todos los pueblos indígenas son muy parecidas. Todas ellas hablan de la segunda venida de Dios… lo que esta anunciando la Guadalupe es un parto. Ese parto de una nueva América tiene quinientos años de dominación en todas las profecías. Se dice que estamos en este final, ese fínanlo es el predominio indígena; ese final es de reconciliación.” (p.115)
Pretende reforzar su argumento de inevitabilidad del cambio en la cosmogonía occidental a través del saber de los pueblos originarios, reivindicado páginas atrás.
“Como ciudadanos nosotros hemos perdido la noción del derecho del otro […] no puede ser que nuestro derecho a protesta, por más justo que sea, termine siendo injusto y dañino para los otros […] hay que reconocer que estas protestas afectan al pueblo trabajador. No afectan al poderoso. El poderoso o esta en la casa Rosada o tiene aviones para trasladarse.” (p.119)
El diálogo aquí es con aquellos manifestantes que utilizan medios de presión que afectan la circulación de los medios de transporte masivos, dándole un guiño a quienes lo sufren (electorado que es muy fuerte y que suele ser bastión de la “centro-derecha”).
“La gran discusión, la gran diferencia que tenemos con el kirchnerismo es que de esta situación no se sale con revancha sino con más DDHH. Y los DDHH no pueden ser usados para tapar, para legitimar un régimen que depreda los DDHH del presente.” (p.120)
“Aquellos que lucharon por los DDHH de manera tan digna, que lucharon por el establecimiento de la verdad y la justicia, no pueden convertirse en clientes y defensores de un gobierno. No se concibe que haya organismos de DDHH que silencien la destrucción del presente… también considero que tiene que haber un arrepentimiento por el uso de la violencia como herramienta política.” (p.121)
“La prepotencia, la patota […] estamos hablando de una parodia, ya que esta violencia no tiene una entidad ideológica. Y esta violencia instaurada desde el poder del kirchnerismo esta produciendo muertes. ¿Cuántos gobiernos hubieran resistido tantas muertes injustas como está acumulando este gobierno?” (p.122)
“Aníbal Fernández no deja de ser una parodia de López Rega […] la pelea que domina al oficialismo, en los últimos meses, no deja de ser una pelea de sucesión. Todo en términos más debilitados que aquellos de 1975. Hoy, a diferencia de aquellos años, tenemos asegurada la salida democrática.” (p. 123)
“La cultura de los DDHH es la opuesta a la violencia. Esta es la gran contradicción del kirchnerismo. Enarbola la bandera de los DDHH y protege la cultura de la violencia y de la patota. Eso es incompatible […] donde hay DDHH hay paz.” (p. 123)
“Los funcionarios del kirchnerismo fueron todos menemistas. Nunca se manifestaron en contra de los indultos firmados por Menem. Ellos, que convalidaron esas políticas hacia Videla, Massera y Aldo Rico, ahora nos tratan como reaccionarios a los que siempre clamamos la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final.” (p. 123)
El objeto de los anteriores fragmentos responde a colocar en un plano de falso discurso la política de derechos humanos del kirchnerismo, contrastando la coherencia histórica que profesa su fuerza, autora de las leyes de anulación de obediencia debida y punto final y promotora de la no violencia como camino hacia la paz social
“Hay una cuestión que parece naturalizada en la cultura argentina y que a mí me aterra: hay categorías de muerte. Cuando, por protesta política o inseguridad, muere una persona desconocida hija de familia pobre, parece que no muere nadie. Ni para el Estado, ni para el más alto poder político y económico cuando muere alguien de clase media la muerte se registra y comienza a tornarse una cuestión política. […] Estoy convencida que, si el tema de los DDHH se impuso, fue porque muchos de los muertos de los años setenta fueron de clase media. No hubiera ocurrido si hubiesen sido pobres, como sucedió con Malvinas… detrás de esto se esconde un profundo racismo. Quiero hacer una interpelación a la clase media. Si estamos en el actual estado de cosas es porque no se le dio entidad al otro, al diferente. El que quedo desocupado no tuvo entidad. El que vive en la villa miseria no tiene entidad. La sociedad argentina nunca tuvo un compromiso decisivo con quienes estaban quedando al margen del entramado social. Cuando esta indiferencia se instala, finalmente las cosas avanzan hasta el punto que involucran a todos los integrantes de la sociedad.” (p. 124)
La interpelación va dirigida a la entidad más amplia que un colectivo de identificación clase media. Al interpelar de una forma cruda un rasgo de hipocresía en el comportamiento de la misma se vuelve a la intencionalidad de demostrar honestidad; a volver a los valores de no mentir y no usar al otro. Propone que una real transformación del sistema viene acompañado de una reflexión profunda de lo que hemos sido reconociendo el grado de culpa que nos compete en tanto miembros de una comunidad. Aquí busca diferenciarse del discurso político tradicional que se orienta a “embellecer los oídos” del elector con loas redentoras y revalorizando su pureza. La operación de sinceridad siempre va acompañada, al menos en este relato, del deber hacer.
“¿por quién tiene las manos atadas Scioli? Por el sistema mafioso del Gran Buenos Aires. Y no las desata porque él es parte de ese sistema, aunque tenga cara de bueno. Por eso digo que la Coalición Cívica es una propuesta antisistema. No somos corporativos, no garantizamos impunidad para nadie, pero tampoco nos servimos de nadie. Ni nos financiamos electoralmente por el sector empresarial, ni pedimos favores a los gobiernos, ni pedimos planes sociales. Y esta es la diferencia que tenemos con las demás fuerzas políticas. Por eso muchas veces estamos solos. Una fuerza que quiera cambiar el sistema tiene que garantizar que su camino sea antisistema.” (p. 125)
Por último se ataca a Scioli, que no había sido blanco de críticas en el transcurso del libro, a través de retomar una frase por él manifestada y culmina con un componente de carácter descriptivo que da a entender que si se desea algo distinto gobernando luego del 11 de diciembre, la CoaliciónCívica es aquella opción.
Conclusión
Eliseo Verón, en Perón o muerte, afirma que “abordar el problema del liderazgo político desde el punto de vista del dispositivo de enunciación, permite comprender que un líder no es otra cosa que un operador, extremadamente complejo, por el que pasan los mecanismos de construcción de una serie de relaciones fundamentales: del enunciador con sus destinatarios, del enunciador con sus adversarios, del enunciador con las entidades imaginarias que configuran el espacio propio al discurso político”.
Lo que deja el análisis de El futuro es hoy es un testimonio fiel de tal afirmación al demostrar qué es lo que se desea demostrar al elector previo a un nuevo momento grave en la historia cívica nacional. Al margen de su intención propagandística lo que busca Carrió también es demostrar el fundamento de su agencia política y recalcar un camino de coherencia que, por convicciones que escapan a lo mundano, promete no claudicar. Para ello promueve una opción anti-sistema ya que la libertad es caminar en el desierto.
Bibliografía
  • De Ípola, Emilio: Sociedad, ideología y comunicación, en La Bemba. Acercadel rumor carcelario, editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2005, pp. 61-86
  • Verón, Eliseo: Fragmentos de un tejido, Buenos Aires, editorial Gedisa, 1985.
  • Verón, Eliseo: La palabra adversativa, en El discurso político.
  • Verón, Eliseo y Sigal, Silvia: Perón o muerte, editorial Legasa.
  • Landi, Oscar: Comunicación, cultura y proceso político; http://www.escenarios alternativos.org
  • Bajtin, M: El problema de los géneros discursivos, en Estética de la creación verbal, Buenos Aire, Siglo XXI.
  • Carrió, Elisa: El futuro es hoy, editorial El Ateneo, Buenos Aires, 2011, pp. 15-127.

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